19 novembre 2005

lettera inviata a 5 giornali spagnoli e cileni

dopo il volantino trilingue, la lettera in spagnolo; seguirà appello agli europarlamentari redatto in inglese, francese, tedesco, spagnolo, portoghese, svedese e finlandese. non scherzo.

Italia es la cuna de la grande música y en modo particular de la lírica. Esto aprendí en la escuela, leí en los libros, viví cada día. Ahora en Italia la lírica muere: por decisiòn del gobierno de Berlusconi, un empresario que hace vanto de no haber jamás escuchado una opera lírica o una sinfonía: son demasiado aburridas, como él mismo afirma. E igual lo piensan sus compañeros de ignorancia, aunque sean ministros y subsecretarios de su gobierno.

La ley de presupuesto que el Gobierno de Berlusconi acaba de promulgar, entre otras burradas, exime a la Iglesia del pago de contribuciones por sus actividades comerciales: librerías (y no solamente religiosas), hoteles, cafeterías, fabricación de "recuerdos" y santitos, centros de recreación. Y como cuando la frazada es corta, no puede alcanzar para taparlo todo, para financiar esta medida se redujeron las ayudas destinadas a los países del tercer mundo desde 500 a solamente 60 millones de euros; y como ésto no bastaba, se redujo de tres cuartas partes el presupuesto para financiar la lírica, la música clásica, el teatro. Si hay quien quiera escuchar a Verdi o a Rossini, que pague todo lo que cuesta realizar un espectáculo de grande música... y si la gente no puede pagar, ¡que se cierren no más los teatros!

En Torino, donde hay un teatro lírico - el Teatro Regio - que existe desde hace tres siglos, donde por primera vez en Italia se estrenaron las obras de Mozart, su coral comenzó ya son quince días una huelga de hambre, turnándose pequeños grupos de artistas. Recibieron solidariedad de todos los sectores culturales, de la magistratura, de los políticos de la oposición, de personas grandes y desconocidas, de los trabajadores más humildes, de los inmigrantes (pero no de la Iglesia romana, contenta de los nuevos privilegios adquiridos que se suman a los muchos que ya tiene). Todo es inútil. ¡Qué se cierren no más los teatros! No son business, para Berlusconi.

Entonces nos dirigimos a Europa, nuestra patria común, pidiéndole su solidariedad y su ayuda: que todo el mundo sepa lo que está ocurriendo en Italia, que todo el mundo sepa que en aquel infeliz País hay un gobierno empeñado en ahorcar la cultura.

Alberto Trivero


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